Analog Children surge en 2025 como la consecuencia natural de un ciclo que había llegado a su fin. Tras nueve años bajo el nombre Big Fuckin’ Deal —y las limitaciones creativas y prácticas que empezaron a arrastrar, desde la censura en redes hasta un estilo cada vez más disperso— sus miembros sintieron la necesidad de un renacer. El cambio de dinámicas internas, la llegada del primer teclista y la evolución musical de cada uno señalaron la misma dirección: era hora de empezar de cero, con alivio, vértigo e ilusión a partes iguales.
El resultado es Analog Children, un grupo de rock independiente formado por cuatro músicos nacidos en diferentes décadas del siglo XX y procedentes de tres países distintos: Alejandro Campos (Gran Canaria, España) en bajo y voz; Kester Jones (Londres, Inglaterra) en guitarra y voces; Paul Hench (Michigan, Estados Unidos) en batería y percusiones; y Nathan Thompson (Bournemouth, Inglaterra) en teclados. Esta mezcla de edades, influencias y culturas define un carácter singular: madurez y juventud coexistiendo en un mismo pulso eléctrico.
Musicalmente, Analog Children toma la herencia del rock de los 60, 70, 80 y 90 y la proyecta hacia 2025 con un sonido claro y cohesionado. Guitarras llenas de efectos, teclados analógicos, una base rítmica compacta y una atmósfera que oscila entre la energía cruda y el trance emocional. A diferencia de su proyecto anterior —más ecléctico y multigénero— aquí hay un propósito firme: hacer rock independiente sin distracciones, con identidad y sin pedir permiso.
Las letras viajan de una historia a otra sin repetirse: denuncias sociales como Think It’s Over; relatos generacionales como Analog Children; canciones de amor, conflicto y memoria como City of Monsters o Let's Walk Together. El público ha conectado especialmente con la atmósfera instrumental del grupo y con la química visible entre sus miembros, tanto en directo como en estudio.
Analog Children no pretende inventar nada, sino reinterpretar una tradición que aman, desde una sensibilidad contemporánea. Su misión es crear canciones que cuenten historias y, sobre todo, construir un espacio emocional donde la música vuelva a sentirse humana, analógica y viva.
Alejandro Campos:
bajo y voz
Kester Jones:
guitarra y voces
Nathan Thompson:
teclados
Paul Hench:
bateria